jueves, 23 de agosto de 2012

EL REY DE LA SIERRA (I)


ASCENSIÓN AL MULHACÉN (JORNADA 1)




Actividad: Ascensión al Mulhacén
Jornada 1: Trevélez-Refugio de Poqueira
Ruta no circular
Longitud: 9,27 km
Desnivel acumulado subiendo: 1.251 metros
Desnivel acumulado bajando: 266 metros
Altitud máxima: 2.714 msnm
Altitud mínima: 1.499 msnm
Duración: 3h 30m
Fecha: 11 de Agosto de 2012


El Caminante nació, hace muchos años, en Granada. Es comprensible, por ello, que sienta una especial predilección por Sierra Nevada, ese pequeño macizo montañoso que, en no muchos kilómetros, reúne la cumbre más elevada de la Península Ibérica, la estación de esquí más meridional de Europa, o vestigios de la que pretendió ser, en su día, la carretera más alta del Viejo Continente.





El Mulhacén es una cumbre que no entraña dificultad técnica alguna, más allá de la dureza propia de los desniveles que deben salvarse tanto en el ascenso como en el descenso. Pero subir hasta casi 3.500 metros, por encima de cualquier otra cumbre en nuestra Piel de Toro, es un reto ilusionante para El Caminante y sus tres amigos, incluso si al empezar a andar en el Barrio Alto de Trevélez a las seis y media de la tarde y a unos 1.570 msnm, el termómetro se aproxima a los 35 grados a la sombra.





La senda que conduce al Alto del Chorrillo, señalizada, cruza el Río Chico nada más dejar atrás las últimas casas del núcleo urbano, para acometer sin mayores miramientos una subida empinada dejando el río a la derecha. Un poco más adelante se separa del Sendero GR-7, que sigue hacia Capileira por Busquístar, estando la ruta perfectamente señalizada.





Sofocados por el calor, los montañeros agradecen las primeras gotas que se escurren de unas nubes de tormenta que se asoman desde las montañas mientras cruzan unos cortijillos. A los pocos minutos, sin embargo, el chispeo se transforma en ducha torrencial. ¡Cuantas veces habrá leído el amante de la montaña acerca de lo cambiante del clima en las cumbres y de la necesidad de ir siempre prevenido con ropa de agua! ¡En cuántas ocasiones habrá sido inútil acarrear el chubasquero o la capa pluvial en días de buen tiempo! Justa es la recompensa, por tanto, para quien hurgando en el fondo de la mochila, rescata su prenda de agua y se protege convenientemente ante el improvisado aguacero de una calurosa tarde de Agosto en la que todas las predicciones meteorológicas anunciaban sol radiante. Justo es el castigo para quien se debe apañar con prendas de abrigo no impermeables, calándose hasta los huesos. Nuevamente, la montaña pone a cada uno en su sitio.


La violenta lluvia impacta en las manos con la fuerza del granizo, entumeciéndolas y dejándolas doloridas, pero el chaparrón es pasajero, y gradualmente se disipa, mientras la comitiva atraviesa el Haza del Chorrillo, ya en terrenos del Parque Nacional de Sierra Nevada. El porcentaje de desnivel de la ladera obliga a zigzaguear evitando pendientes imposibles.







Trevélez se hace pequeño allá abajo.





A la izquierda queda la Loma de los Peñoncillos.





Las ruinas del Corral del Chorrillo ofrecen un leve descanso en la subida. Sorprende que, además de cabañas para ganado y pastores, el corral, emplazado a 2.250 metros de altitud, tenga una era de losas de pizarra, señal inequívoca de que se trillaba y aventaba el cereal, al parecer centeno.







Recuperado el resuello, prosigue la ascensión y la ruta se asoma a los Tajos del Chorrillo, donde pastan unas vacas.







El fuerte viento delata la cercanía del collado, y la vereda se retuerce buscando coronar la Loma del Tanto.






A estas alturas aparecen las cabras, tan características de Sierra Nevada.





El Mirador de Trevélez hace justicia a su nombre, y resume en una mirada el trayecto recorrido. Mas la mirada debe ser breve, puesto que el sol ya se ha escondido por detrás de las cumbres y empieza a oscurecer.






Hacia el fondo, la Loma del Mulhacén. Las sonrisas revelan que la cuesta arriba ha terminado, al menos en esta primera jornada. Han sido unos 1.100 metros de desnivel positivo, y solo queda descender hasta el Refugio a descansar.





Junto al mirador pasa la pista que viene desde Capileira, que debe tomarse a la derecha.





El Alto del Chorrillo (2.721 msnm) es, realmente, un promontorio en la Loma del Tanto, que hacia el norte enlaza con la Loma del Mulhacén. El camino hacia el Refugio de Poqueira viene a rodear el Alto del Chorrillo en sentido contrario a las agujas del reloj, y para ello hay que desviarse en el cruce señalizado que hay un poco más adelante, tomando el ramal de la derecha, con el telón de fondo del Pico del Veleta.





Entre dos luces, es posible seguir las estacas que indican el camino más directo que, abreviando las revueltas de la pista forestal, conduce al Refugio. Y aunque la noche se echa finalmente encima, el potente foco que hay en el Refugio hace de faro para los navegantes de la montaña, que dicen saber orientarse por las estrellas y por sus extraños aparatos guiados por satélites, pero que con más frecuencia de la deseada yerran sus pasos y se meten en algún que otro atolladero.


No es justo decir que el Refugio decepciona a El Caminante. Es el ambiente del Refugio lo que rompe por completo el aura de aventura que debe suponer dormir en la cota 2.500, al abrigo del Rey de Sierra Nevada. Imagine el lector que consigue escaparse a alguna remota isla de los Mares del Sur, procurando la idílica soledad de un entorno natural apenas mancillado; hágase a la idea de que se dispone a apearse de su hidroavión y, de pie sobre uno de los patines, se gira hacia la playa... para descubrir un arenal atestado de sombrillas, con vendedores ambulantes de helados, horteras con transistor y niños jugando a la pelota.


Pues eso es lo que ocurre en el Refugio de Poqueira en Agosto. La gestión del Parque Nacional de Sierra Nevada ofrece la posibilidad de tomar un autobús (sí, amigo lector, ha leído bien, un autobús) en Capileira que aproxima al dominguero (que en Agosto se toma la licencia de actuar en cualquier día de la semana) hasta el Cruce del Alto del Chorrillo, permitiendo así alcanzar el Refugio en un breve paseo asequible para octogenarios.


Dicho lo cual, el Refugio de Poqueira brinda servicios que son, como en casi todos los refugios, precarios y caros, pero con el añadido de poder compartir la cena con un padre amantísimo probando si el potito de su criatura está caliente en su justo punto, con una pandilla de señores disfrazados con pantalones piratas y camisetas sin mangas hablando de fútbol, o con señoras esgrimiendo un cargador de móvil y buscando un enchufe para cargar su teléfono.


Sólo es posible reconciliarse con la montaña saliendo afuera después de la cena, para encontrar sin dificultad todas las referencias del firmamento de verano, salpicadas por alguna que otra lágrima de San Lorenzo rezagada. La Estrella Polar permite intuir dónde se encuentra el Mulhacén, justo al Norte del Refugio, aunque no se divise su cima. Confía El Caminante en que las rampas sirvan de criba para que allá, en lo alto, no se repita el ambiente de merendero que acaba de dejar entre las paredes del albergue.




2 comentarios:

  1. Magnifico relato un solo pero en los datos desnivel km etc no consta el tiempo de la ascesion.Saludos.

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    1. La duración es un dato relativo, porque depende mucho de las condiciones meteorológicas, del tiempo de que se disponga, de la salud y forma física de los integrantes del grupo, etc. De todos, modos, atendiendo a tu sugerencia he puesto la duración de esta actividad. Como verás, nos dimos un poco de prisa porque era tarde, llegamos al refugio a eso de las diez de la noche. Muchas gracias por tu comentario.

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